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Qué mejor forma de promocionar un
país que celebrando un mundial de fútbol en él. No estuvo mal la jugada de Qatar,
demostrando al mismo tiempo que el dinero no asegura la felicidad pero si la
facilita.
Quién sabe, quizás sea el de
Qatar el año que es. El mundial del futuro. Si así está Qatar en estos
momentos, cómo estará en 9 años. Tal vez canchas voladoras o acuáticas (ya las
tienen para el tenis), considerando el reducido
espacio del país del Golfo Pérsico. Algo totalmente diferente de los previos
anfitriones del mundial. Imagínense a los fanáticos alemanes y argentinos bebiendo
cerveza en las impecables calles de esta ciudad árabe. Un poco raro, ¿no?
Se molestaron los gringos cuando les
quitaron la posibilidad a ellos de recibir en su gran casa a la gente del 2022.
Pero es 2022, hora de cambio, hora de realidad aumentada. Que no se preocupen
los gringos, qué tecnología no existirá para ese momento, va a ser como si
estuviesen ahí también, porque no creo que se lancen ese viajecito. Además lo
de ellos es el beisbol y el Super Bowl, tampoco pueden pretender acaparar todos
los eventos deportivos – que más que todo son una excusa para publicidad y para
exhibir el nuevo look de Beyoncé-.
Quién no querrá aprovechar esta
oportunidad para viajar en Qatar Airways y pasear en camello por el desierto. ¿Dubai
y Abu Dhabi, quiénes?
No hay duda de la mega producción
que será ese mundial. Alucinante. Ahí es donde está la plata. El problema es: ¿De
dónde la sacamos nosotros para llegar hasta allá?